El cerebro humano se siente más atraído por las formas con curvas suaves. Sin embargo, las imágenes planas de 2D no tienen la capacidad de mostrar profundidad ni las dimensiones reales de los proyectos que se diseñan.
El renderizado arquitectónico tiene como principal objetivo resolver esta situación porque puede presentar las imágenes tal y como aparecerían en la vida real. En lugar de en un plano, los clientes pueden observar el proyecto en su totalidad desde diferentes ángulos, hecho que facilita que puedan resolver todas sus dudas antes de la compra.
Como las imágenes 2D están sobre plano, los clientes observan mediciones y diseños teóricos. No pueden palpar el proyecto y no tienen la certeza de que las medidas funcionarán en la realidad.
Elaborar un plano 2D es complejo, pero el cliente no observa esa complejidad ni los límites de lo que sí y lo que no es arquitectónicamente posible. El render 3D resuelve esta situación porque entra en el detalle.
La visualización arquitectónica ayuda a detectar las dificultades con mayor antelación. El cliente puede requerir cambios, pero el equipo de profesionales que realiza los renders puede también detectar un problema antes porque tiene el proyecto delante en toda su dimensión.
La estructura, la estabilidad, la falta de espacio o el propio diseño pueden reorientarse si el proyecto que se dimensiona no convence. Esta antelación evita que se realicen cambios arquitectónicos importantes mientras se trabaja sobre el terreno.
La visualización arquitectónica combinada con la realidad virtual es una tendencia que seguirá en auge en los próximos meses y llamará la atención de empresas y consumidores.
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